Dije que no,
pero también dije talvez.
Frente a mi estabas tú,
nos dividía solo un poco de precaución,
solo era yo y mi condición:
la de escuchar primero la intuición;
entonces dijiste para qué,
si uno más uno son dos.
Y ahora estamos aquí,
compartiendo el comedor,
compartiendo los cubiertos
y el colchón,
y observate ahí,
llorando sin control,
abrazando la calidez,
abrazando la aceptación.
Y obsérvalo frente a ti,
abriéndote sus brazos
y cuestionando cada temor
apostando el corazón,
y danzando sin pudor.
Y ahora velos ahí,
cantando una canción,
llegando puntuales a la estación
sincronizando pensamientos
y poniéndole sazón,
a esto del amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario