respiro más hondo,
veo más colores
y casi cuento mis pasos.
Puedo distinguir una calle de otra,
puedo contar los minutos,
y puedo sentirla a ella.
Ya no es necesario la música
tampoco los libros,
suficiente es el sol,
suficiente es el frio
y el sonido de las hojas
anunciando el cambio de estación.
Suficiente el despertar,
suficiente ya no sentir ningún dolor,
suficiente prestarle atención
suficiente no hacerle omisión.
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