NO PIDAS PERDÓN

Se ha roto el silencio,

se ha roto el cristal,

las lágrimas ensuciaron la alfombra,

y ahí batida esta nuevamente mi dignidad.

Las palabras son hirientes,

aún más cuando actos pasados dejan secuela,

cuando dejan ver que hubo un registro,

cuando dejan ver que de fondo hay realidad.

Es fácil pedir perdón,

es fácil decirlo, sí, 

es fácil solo actuar sin intención

y bañarse de excusas y de justificación;

enjuagarse las manos 

y lanzar flechas de culpa ajena,

y lanzar responsivas al aire

con destinatario incluido,

es fácil sí,

lo conozco bien de ti.

 

Es fácil decir no fui yo,

es fácil decir por ti,

es fácil, que sí,

a ellas tampoco les cuesta una vida,

las lágrimas solo caen,

y para qué pedir perdón,

eso no borra la mejor intención,

y para qué pedir perdón,

eso no deshace los hechos,

eso te deja peor.

Un ciclo cerrado que nunca termina,

y otra vez tú, lo vuelves a hacer tú,

limpias la zona,

pasando encima de mi,

de mi valía y dignidad otra vez,

otra vez tú, 

y ya para qué,

la misma historia que nunca termina,

la misma historia que parece canción,

de reclamos y excusas,

ya rompieron mi armonía,

se arruino la melodía,

tu narrativa te ha dejado peor.

Así que no pidas perdón,

los actos están,

no hay palabra que iguale a tu justificación,

y para qué pedir perdón,

no hay nada que enjuague tu boca,

no hay nada que limpie tus manos,

nada mejor,

como lo hacen tus excusas,

como lo haces al pedir perdón,

no hay nada mejor,

porque lo peor ya pasó.