Me dijo, ten cuidado,
me advirtió de lo obscuro,
y me previno del dolor.
Me dijo, ten cuidado,
y creí tener control,
pero no es cierto, no.
La verdad aún sigo persiguiendo algunos brazos
la verdad aún sigo buscando afecto ajeno,
la verdad aún sigo y no se qué persigo
pero tengo la esperanza en no sé qué.
Yo sola he atado mis manos,
yo sola he atado mis pies,
le he dado dos vueltas al candado,
y no lo he querido ver.
La verdad es que he vuelto a recaer,
la verdad no sé qué hacer
y me convenzo de que no hay salida,
de que esa es mi única salida
de que así debe de ser,
y me siento ahora indefensa,
y encerrada en un para qué,
si de todos modos esta es mi vida,
no le quiero ya mover.
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