He logrado despertar,
sigo viva.
Vuelvo a caminar,
sigo de pie.
A veces mi mente marcha veloz,
a veces ella me hace caer,
o retroceder.
A veces no escucho a nadie más.
A veces creo que no hay nadie más.
A veces pienso que no es el lugar,
que no es mi piel,
o que no la debería habitar.
Pero a veces me siento bien.
Hoy desperté,
desperté y todo marcha bien,
pero no me gusta reconocer
que todo ese bienestar
pende de alguien más.
Es un tedio el conocer
que mi emoción es un vaivén,
baja y sube
al ritmo de la ajena decisión.
Hoy desperté,
a pesar de todo desperté,
con la emoción que intento mantener,
con la esperanza que no quiero dejar caer,
pero con la expectativa
también,
esa que no logro silenciar,
esa que me quiere acompañar.
Esa,
la que me hace enloquecer.
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