Vengo persiguiendo un sueño,
uno de esos que no se tocan tan sencillo,
uno de esos que se ven próximos,
pero mientras más cerca
más complejo concebirte,
más difícil entenderte,
más difícil el camino.
Vengo arrastrando la esperanza,
hace años que la traigo en la maleta,
hace años que me acompaña,
hace años que la traigo por cautela,
hace años que olvidé cómo es vivir con ella,
hace años que no se expresa.
Creí por mucho
que mi estrella estaba lejos,
que eso de verte en la cima
era solo para unos cuantos,
era sólo para clasificados,
y me costó de más,
quizá un poco más
quitarme esa idea
porque ahora está conmigo,
ahora toco su luz,
ahora en las manos la tengo,
aquello por lo que corrí,
por lo que omití.
Lo que evadí no sirvió de mucho,
de todos modos era solamente basura,
era miedo mezclado de importancia,
era él robándole potencia,
era una carga que yo había firmado,
una cruz que había ya sepultado.
Me dije muchas veces todo lo que no,
hice selección inmediata,
cerré con broche de oro esas promesas,
esas promesas que me hice a mi,
y cuando me vi caminando en el filo,
preferí entonces dejarme caer,
y fiarme de lo que sí,
de lo que siempre estuvo ahí,
la confianza estuvo ahí,
la seguridad nunca se fue,
la fe me mantuvo en pie,
cuando mis miedos lucharon por hacerme retroceder,
todo eso estaba ya,
pero no lo podía ver,
las siluetas del miedo escondían
todo eso, todo mi valor
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