Ni siquiera sé qué camino estoy recorriendo,
ni siquiera domino tu idioma.
Cuando llegué,
pensé que construíamos un imperio,
pero ese ya lo tenías,
nada te hacia falta,
al contrario,
ya hasta te sobraba.
Cómo no me di cuenta
que no era nada,
cómo es que no lo vi desde aquel día;
llegamos a aquel sitio
y no sabíamos lo que nos deparaba,
ahora cada viernes somos lo que nos gusta,
como si el contacto todo lo fuera,
como si eso realmente fuera el alimento.
Pero hablé muy bajo,
quizá no pregunté a tiempo,
quizá no pregunté en el momento adecuado,
o quizá la pregunta fue incorrecta,
porque te encogiste a decir que nada sabes,
que desconoces el camino
y lo que hemos estado haciendo,
que desconoces de dónde venimos
o que en algún sitio,
perdiste el camino.
Yo quiero una vida en serio,
pero creo que me he dedicado todo este tiempo
a fabricar solo bocetos y utopías,
me he dedicado solamente a ser yo
quien escriba las historias
y dejarte a ti que la concluyas.
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